miércoles, 19 de diciembre de 2012

Capitulo 5

Hola aqui reportandome y asi, despues de bastantes mesesillos aqui estoy.

Traigo un nuevo capitulo, hace tiempo que no actualizo este ni mi otro blog asi que aqui... bueno leeanlos y siganlos:) los amare mas y se me quitara la semi-depresion que me cargo:)

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La música se ecuchaba a una calle de distancia, con un ritmo pegajoso.

-Vamos, Vicky no será tan malo, te ves espectacular, a todos los chicos se les caera la baba y las chicas te envidiaran.

-Eso me temo.

-Te cargare si no entras. – me advirtió.

Resignada, baje del auto para entrar a la fiesta. Aquí vamos. El ambiente dentro era de excitación pura, todos bailaban, algunos tenían en sus manos vasos con cerveza – no creo que tomen refresco – otros preferían ir al área de fumar, no veía a nadie sentado.

-¿Esta genial? – la voz de Ana me sobresalto. - ¿Victoria? ¿Eres tú? – asentí con un poco de rubor en las mejillas. – te ves genial, ni te reconoci.

-¿Estas segura que te quedas aquí? Bailar no es tan malo.

-Si, no se preocupen. Vayan a divertirse, ya vere que hago.

-Si necesitas algo me llamas al celular.

-Si mama, yo lo hago.

En cuanto se fueron alguien se me acerco la persona que menos quería ver.

-Hola, preciosa, crei que no vendrías a una fiesta jamas. – ni me voltee a verlo, preferí levantarme de mi lugar para evitar problemas. No iba a aguarles la fiesta a mis amigas, no era justo para ellas. – espera, vamos hay que hablar. – me jalo del brazo antes de que avanzara mas. Me di la vuelta para verlo, al ver su sonrisa quise… golpearlo, no soy una persona violenta pero el entre todas las personas, es la única que saca lo malo de mi.

-No hay nada de que hablar, obtuviste tu premio de la estúpida y santurrona hermana de Alicia, déjame en paz. – hable lo mas claro que pude, conteniendo las ganas de golpearlo.

-No te conocía ese carácter princesa – se burlo de mi usando ese sobrenombre que utilizaba siempre para referirse a mi, antes me parecia lindo ahora me da asco. - ¿no me digas que aun recuerdas la fiesta pasada? – no le respondi. – bueno, lo que sucedió después.

-No sucedió nada. – Le corte tajante – cumpliste tu estúpida apuesta, ya déjame en paz ve a molestar a otra.

Me aleje de el, no quería ni pensar su nombre.

-No creo que hayas dejado de pensar en mí – me acomodo a mi paso – se que aun piensas en mi, aun me gustas Victoria.

-Pues a mi no me gustas Teo – le respondi encarándolo – y no se como me llegue a interesar en ti, si no eres nadie, te dedicas a jugar con las chicas sin medir las consecuencias, - sonrio con cinismo. – si esto te causa risa no quiero esperar para ver cuando todo se te regrese, va a haber alguien que te hara lo mismo y cuando eso suceda voy a estar a ahí para burlarme. – le dije sin escrupulos.

-Nadie me habla asi en mi propia cara. – me tomo del brazo del brazo con brusquedad. – Mira niña, te hago el favor de fijarme en ti… - bufe.

-Como si yo quisiera que lo hicieras, te acabo de repetir hasta el cansansio que me dejes de molestar y tu eres quien sigue insistiendo. – me empezaba a lastimar. Sua agarre era muy fuerte no me podía soltar.

-Dejala ya – esa voz, me voltee para verificar si mis oídos no me engañaban.

Daniel vino a la fiesta, vaya sorpresa.

-Ella no quiere que la toques, no quiero armar un escandalo dejala ya. – le dijo con voz serena, pero con ese toque de amenaza.

-Tu no eres nadie para decirme que hacer. – aproveche y me zafe.

-Quiero que te alejes – le dije antes de irme.

Contenia las lagrimas que luchaban por salir. Sabía que venir a esta fiesta no era buena idea.

-¡Victoria, espera! – oi la exclamación de Daniel por encima de la música. Camine mas rápido a la salida de aquel lugar. – no te vayas. – me sostuvo del brazo antes de que saliera. Fue… raro.

-Necesito salir, no quiero estar más aquí. – le dije con la voz quebrada.

-¿Te llevo a algún lugar? – me pregunto. Asentí. – vamos, mi auto esta por aca.

No me importo que Daniel fuera un desconocido para mi, en ese momento solo deseaba salir de aquí.

-¿A dónde quieres? – me pregunto abriéndome la puerta del copiloto.

-¿Qué hora es? – pregunte.

-Ya casi van a ser las once – me repsondio encendiendo el auto.

-Tengo hambre – hable - ¿Habra un Mcdonalds cerca? – pregunte.

-Encontraremos un lugar.

Pasamos varias calles pero muchos negocios de comida ya estaban cerrados, después de quince minutos encontramos un bendito Mcdonalds. En cuanto entramos pedi una hamburguesa doble, un refresco de manzana y unas papas fritas, mi orden estuvo lista en un minuto. Daniel pago, aunque yo ya tuviera el dinero en la mano. Supongo que aun quedan algunos caballeros en el mundo. Nos sentamos en una mesa vacia para que pudiera comer.

-Veo que tienes hambre. – observo cuando le di una mordida a mi hamburguesa.

-No había cenado y esa discusión absorbio mucha de mi energía – admiti dándole otra mordida.

-Me has soprendido. – dijo de repente tras unos minutos de silencio.

-¿Tan rara soy? – le pregunte dándole un sorbo a mi refresco.

-No me referio a eso – no dije nada a la espera de una respuesta – otra persona en tu lugar estaría llorando o embriagándose, tu me hablas de una manera tan serena que me cuesta creer que hace como media hora tuviste una discusión, me sorprendes. Estas  aquí comiendo como si nada, ingiriendo una gran cantidad de carbohidratos algo que ya hubiera vuelto loca a cualquier chica.

-Que lastima que no sea como “cualquier chica” – alze los dedos marcando las comillas en el aire. – si tu crees que estoy bien o que en cualquier momento no me echare a llorar, estas muy equivocado; creo que de eso es de lo que mas tengo ganas. – susurre cabizbaja.

-Nunca dije que te sintieras bien – levante mi cabeza. Sus ojos estaban demasiado cerca y por primera vez habia algo en ellos, aparte de esa tristeza. Curiosidad, sorpresa, puedo jurar que hasta los vi mas verdes, querían descubrir algo pero no identifique que.

Después de eso no hubo mas que un silencio que ninguno de los dos se atrevio a romper, aun asi no era nada incomodo. Termine mi hamburguesa, papas y deje un pequeño sorbo de refresco en el vaso. De nuevo me abrió la puerta del copiloto, me sonroje sin saber la razón, no era una reacción que me sucediera seguido.

-¿A dónde quieres que te lleve? – justo cuando dijo eso recordé que Mariana aun estaba en la fiesta.

-¡Rayos! – Exclame – mi amiga aun sigue en esa fiesta, tengo que regresar, llevaba de vuelta por favor.

-¿Y si te vuleves a topar al tipo? – su voz se endurecio, un cambio a penas perceptible pero ahí estaba.

-No se, solo entrare la buscare y… - vi que Mariana estaba parada fuera con una cara de pocos amigos. – no creo que sea necesario, gracias por la ayuda. – le agradeci. – si algún dia necesitas algo no dudes en pedírmelo. – asintió.

Baje del auto con cuidado, puede que llevara tenis pero aun asi traía una falda puesta, algo peligroso para mi.

-¿Llevas esperando mucho tiempo? – le pregunte con culpabilidad.

-No me respondes el celular, me preocupaste por un momento, pero ahora veo que no andabas nada perdida. – inquiero con malicia y esa sonrisa de: “tienes que contarme todo”.

-Creo que mi celular se quedo sin batería y vámonos ya, no quiero estar aquí.

-Claro, vamos aun tienes mucho que contar.

Rode los ojos, salgo de un problema y entro en otro.