miércoles, 23 de enero de 2013

Capitulo 9

Hola, ya he visto sus comentarios y gracias por hacerlo, en serio que si gracias a ustedes la verdad que he escrito mejor, ademas de que me ayudan a desestresarme.

Entre a la escuela el lunes, es miercoles y los profes me traen corriendo. No imagine que fuera tanta tarea, termine la de ingles, llevo la mitad de filosofia y todavia no empiezo la de sociales, sin contar la de calculo! y para acabar etimologias no es tan divertido como imagine:(

En fin, quise publicar porque estoy segura que hasta la proxima semana y si bien me va publicare!!:(  gracias por su infinita paciencia las amare mil!!

Hoy conoceremos a otro personaje, espero que juegue parte importante de la historia aun no lo se bien. Recuerden que escribo la historia nuevamente! plis comente y recomienden el blog! 

el es el nuevo personaje!


-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

-Mama estoy bien, en serio. – mi madre había insistido en fueramos al medico, algo  a lo que me opuse totalmente y sin poder evitar aquí estaba sentada en la sala de espera.

-Solo es para cersiorarme de que no ha pasado nada mas grave. – me dijo por doceava vez. – solo a ti te pasan estas cosas de golpearte con las pelotas Vicky.

-Por lo menos el equipo gano. – bromee. Mi mama no pudo evitar reírse, ella sabia tan bien como yo que mi cabeza es un iman de balones.

El medico me llamo, me levante con desgana. Venir al medico era lo mismo de siempre: contar la historia, se reiría internamente por lo que sucedió, me recetaria algo para el dolor, a pesar de no tener dolor alguno y fin de la consulta. Creo que soy adivina porque todo se cumplio al pie de la letra.

-Ves mama, estoy perfectamente, me receto lo de siempre por si tenia dolor. – le di la receta.

-Espera aquí, ire a ver si en la farmacia hay de este medicamento.

Me recargue en un corredor para esperarla, esto llevaría tiempo, mi mama suele perderse en este tipo de lugares, a veces podía llegar a ser distraída. Comencé a caminar por el hospital, no es que me llamara la atención pero no había nada mas que hacer y quedarme en un solo lugar me ponía ansiosa, un poco.

Daniel. Resople, siempre esta en todos lados. Iba saliendo de una consulta al parecer, pensé en acercarme pero se fue tan rápido que ni tiempo me dio de reaccionar. Lei el letrero que colgaba de la puerta con sorpresa: PSIQUIATRIA. El me dijo que ya había estado demasiado tiempo en un hospital, sin embargo, no me dijo el porque. Respire profundamente, no tenia porque hacerme conjeturas, aun asi en mi cabeza ya empezaban a formarse ideas.



-¿Victoria? – me pregunto un chico desconocido a la salida de la escuela. – seguro que no me recuerdas, salía con tu hermana.
Eso lo explicaba todo, no podía recordar a todos los chicos con los que mi hermana salía, en eso tenia razón el desconocido.

-Armando. – me tendio su mano.
Bueno, se veía amigable. Estreche su mano con una pequeña sonrisa y la solte casi al instante.

-¿Necesitas algo? – le pregunte, creo que me oi un poco directa pero suelo ser desconfiada de personas que no conozco, bueno solo había una excepción.

-¿Sabes de ingles? – me pregunto con vergüenza. – se aproximan los exámenes, no quiero reprobar la materia.

-Bueno, no soy bilingüe pero algo se. – le sonrei con mas confianza. – quieres que te ayude.

-La verdad es que si, estoy seguro que no me recuerdas pero yo te vi en algunas ocasiones, - a esto me refiero a distraerme con facilidad. – además de tu ayuda, me gustaría tratarte mas, no se, ser amigos.

-Me agradaste. – admiti con una sonrisa. – empezamos cuando quieras.

-¿Puedes mañana después de la escuela? – me pregunto con mas confianza.

-Nos vemos mañana después de la escuela. – me despedi de el y subi a mi auto.



-I will study… - pronuncie con lentitud. – yo estudiare, recuerda que el will es un auxiliar para el futuro.

-Asi nada más. – afirmo incrédulo, asenti. – he aprendido mas en esta hora que en los semestres anteriores.

Me rei, es inteligente que se tarde en absorber las ideas es otra historia.

-¿Nos podemos ver mañana a la misma hora? – me pregunto dudoso.

-Por ser un buen alumno, si. – además que no tengo nada mas que hacer en mi casa, dije para mis adentros. – me tengo que ir, nos vemos mañana.

Me despedi y Sali de la biblioteca, a la que por primera vez le di otro uso.

-Victoria. – después de casi una semana me habla, vaya milagro.

-¿Necesitas algo? – mi voz salio mas seca de lo que espere, no me arrepentí aun asi.

-Que agresiva. – me observo con detenimiento. – la verdad es que no necesito nada.

-Entonces me voy. – me di la media vuelta, refunfuñando de su falta de expresión.

-Siempre huyes de mi. – me igualo el paso con rapidez, lo ignore. - ¿Qué hacias con ese chico? – me pregunto fingiendo que no le importaba.

-Nada de lo que tengas que estar enterado. – le respondi con un poco mas de amabilidad, aun sin dejar mi seriedad. – yo no soy la que huye, tu eres el que se escapa siempre, como si temieras que fueras hacer algo de lo que te arrepentiras. – como siempre, hable de mas, pero ya era muy tarde para arrepentirme. – te has preocupado por mi, me confesaste que te gusto, no se a donde quieres llegar.

-Yo tambien quiero saber a donde quiero llegar. – me confio, otra vez esa mirada tan triste.

-Cuando lo descubras, me gustaría saberlo. – con eso subi a mi auto dejándolo estático en su lugar.


Querido diario:

¿Qué rayos me esta sucediendo con Daniel?  
Lo admito es guapo, misterioso, llama la atención, admitió que le gusto y aunque no quiera admitirlo a mi tambien me gusta, se ha preocupado por mi aunque hace semanas no me dirijiera la palabra nisiquiera para saludar y, ahora de buenas a primeras me pregunta quien es Armando, tampoco te he contado de el.

Armando es un ex-novio de mi hermana, Alicia el cual me pidió ayuda para una materia de la escuela, es muy agradable platicar con el, divertido y amable, con un sentido del humor que hace el peor de tus días en uno de los mejores, su felicidad es contagiosa.

Bueno, pues cuando terminamos la sesión a Daniel se le ocurrio preguntarme quien era el, no les respondi, ya que no tenia porque. Lo se, soy una terca de lo peor, pero no puedo ser como el: fingir que nada sucede cuando es todo lo contrario.

Cuando fui al hospital por ordenes de mi mama lo vi ahí tambien, salía de un consultorio psiquiátrico. Fue difícil no hacerme ideas de porque vaya, luego decidi que el no es mi asunto, no pide ayuda, siempre esta triste tratando de evitar a los demás que lo rodean, yo he visto su sonrisa, otro lado de el y me atrevo a decir que tuvo que pasar algo realmente terrible para que sea como es.

Lo peor es que no dice nada, ¿Cómo se puede ayudar a una persona que no dice lo que siente? ¿Qué prefiere aguantarse todo lo que sucede? O es demasiado bueno y no quiere que los demás sufran o demasiado masoquista, ojala que sea la primera.

Cerre mi diario; hace tiempo que no escribia en el, puede que muchas de mis ideas las diga en voz alta, por no poder controlar mi lengua todo el tiempo, pero mi diario era una cosa totalmente diferente, siempre que me aguantaba de hablar corria a contárselo. Desde niña que tengo un diario, escribo cosas que me han sucedido, que quisiera que jamas hubieran sucedido, cosas que me gustaría que sucedieran… en fin, muchas cosas. Tenia una cantidad enorme de tarea que si deseaba terminarla era mejor que la empezara ya; guarde mi diario en el mismo cajón de siempre, luego le buscaría otro escondite, reemplazandolo por los aburridos libros de la escuela.

-Odio matemáticas. – se quejo Mariana en voz alta, creo que toda la escuela la oyo.

-La escuela no tiene por que enterarse. – me rei. – aunque a mi tampoco, nunca me han gustado.

-Pero a ti todo lo de la escuela se te da mientras que a mi… bueno, digamos que mejor no digo nada. – ambas reimos. – lo malo es que los exámenes ya vienen, voy a necesitar ayuda… - batio sus pestañas un par de veces.

-Cuando quieras. – me encogi de hombros.

-No es por nada pero Daniel te mira. – fije la vista donde la tenia mi amiga y efectivamente ahí estaba Daniel, desvie la mirada para evitar que todos esos pensamientos acumulados vinieran a mi mente.

-Si, eso creo. – dije con fingida indiferencia. – tengo clase, nos vemos mas tarde.

Fue la excusa mas tonta que pude darle pero no tenia ganas de darle explicaciones, luego me preguntaría pero por lo menos tendría tiempo de inventarle algo bueno, no me gusta mentir, de echo creo que seria la primera vez que lo hago, pero al fin y al cabo el fin justifica los medios. 


sábado, 19 de enero de 2013

Capitulo 8

Hola chicas, chicos y asi! me alegro que este blog tenga cada dia mas vivistas y asi, ya vi a la nueva seguidora y a la chica que dejo su comentario me he pasado por tus blogs creo que en uno incluso comente! se nota que amas Crepusculo, eres de las mias!

Ojala les guste este capitulo! Recomiendenlo y comenten; las amare a 10000000 por hora:$


"Una mirada dice mas que mil palabras o por lo menos eso creo"





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-Eres tan diferente. – eso lo hubiera tomado como un insulto a no ser que dicho por el, parecia un halago. – creo que eres la primera persona que lo ha notado. Eres demasiado especial, quizás demasiado para mí.
-No lo creo. – sonrei y segui caminando. Daniel se amoldo a mi paso con facilidad. – tus ojos son hermosos para que siempre estén apagados, ¿Eso tampoco te lo han dicho? – le pregunte.
-No mucha gente como tú. – sonrio débilmente. – te invito a comer.
-De acuerdo, recuerda antes de la ocho. – asintió.
Fuimos a una pequeña cafetería, aun era temprano para ir a mi casa, habría mucho tiempo de sobra para hablar.
-¿Por qué me invitaste a salir? – le pregute cuando la camarera se había ido.
-Queria pasar tiempo contigo. – dijo mirando los trazos de la mesa con detenimiento. – la verdad no se porque me acerque a ti – admitió en voz alta. – mi intención cuando llegue a la escuela era no hablarle a nadie.
-Pues tu intención si que supiste llevarla a cabo. – comente. – todo en la escuela se preguntan quien es el guapo y misterioso chico callado del fondo del salón.
-No me gusta llamar la atención. – sonrio un poco mas.
-Ya somo dos. – estuve de acuerdo.
-Hay algo tan diferente en ti, no se porque los demás no lo notan. – medito consigo mismo mirándome fijamente. – creo que ni tu lo has hecho.
-No tengo nada que notar, porque no tengo nada de especial. – rebati. – solo soy la chica ordinaria de la preparatoria, de la que repentinamente todos quieren ser amigos en temporada de exámenes. – me rei con amargura.
-Eres mas especial de lo que pudieras creer, yo lo se. – mas rubor en mis mejillas. La camarera llego con la orden. – gracias. Hasta tu apetito es diferente al de las otras chicas.
-Nunca me privare de comer, cuando eso suceda el mundo se acabaría. – sonrio, una sonrisa mas sincera. – provecho.
Enrede mi espagueti con el tenedor para llevármelo a la boca, estaba delicioso.
-¿Por qué estas triste? – esa pregunta ya tenia buen rato dándome vueltas en la cabeza y al fin me atrevi a preguntársela. – Sino me quieres decir estar bien – me apresure a agregar.
-He cometido muchos errores, creo que todos los hemos hecho pero en algunos casos unos son mas fuertes que otros. – me respondio a medias; tampoco esperaba una explicación con lujo de detalles. – quiero creer que todos tenemos una segunda oportunidad, pero sigo sin creerlo.
-Creo que todos merecemos otra oportunidad. – acaricie el dorso de su mano. – tienes que creerlo, no se que hayas hecho, tampoco tienes que contármelo, aun asi puedes contar conmigo para lo que quieras. – le dio un ligero apretón a mi mano. – no eres malo eso es algo seguro.
-¿Cómo puedes estar tan segura? – me pregunto con escepticismo.
Solte una corta carcajada antes de constestar.
-Si te digo algo, ¿Te enojaria? – negó con la cabeza para que continuara. – tu mirada me dice que aparentas ser frio, distante para disimular ese dolor que sientes, esa tristeza… te digo que eres bueno porque nadie que aparente eso puede ser una mala, no puedes ser malo cuando vas a un albergue a donar cosas para la caridad. Eso no lo hace una mala persona. – conclui.
-¿Cómo sabes eso? – me pregunto anonadado.
-Yo tambien voy a veces a donar a la caridad, te vi por pura coincidencia. – me encogi de hombros. – no te sigo, ni te espio.
-¿Cómo sabes que hago eso para no sentirme culpable? – no había considerado esa posibilidad. - ¿si hubiera hecho algo malo eso no aliviaría mi culpa?
-Tienes una buena consciencia, entonces. – lo que me dijo no altero en nada mi opinión. – Ahora yo te pregunto, ¿tú crees que alguien sin culpa seria buena persona? Yo creo que no.
-Eres increíble. – dijo descargando su mirada directamente en mi. – piensas todo eso de mi sin siquiera conocerme, ¿Cómo puedes hacerlo?
-Tu mirada es diferente, dice mas que mil palabras. – sonrei, o al menos eso creo. 
 
Martes en clase de deportes, no se me daban tan mal pero soy iman para los balones, siempre terminan golpeándome la cabeza.
-¿Fueron a una biblioteca? – Mariana me paso el balón de futbol mientras le contaba de mi cita. – definitivamente son tal para cual.
-Pues, fue genial. Hablamos un rato, paseamos, me llevo a cenar. – le conte evitando algunos detalles. Lance el balón a otra chica. – es una buena persona. – asegure. – puede que le cueste confiar pero, no se, me gusta. – admiti.
-Eso yo lo supe desde el principio amiga. – me sonrio Mariana mientras bloquebamos para que no quitaran el balón a nuestro equipo. - ¿No te beso? ¿A el tambien les gustas? – me pregunto.
Justo cuando le iba a responder las dos preguntas mas importantes el balón me dio en la cabeza y todo se volvió negro.
Creo que me desmaye, claro que me desmaye sino ahora no estuviera viendo todo borroso al abrir los ojos.
-¿Te sientes mejor? – me pregunto la voz de una mujer, debía ser la enfermera porque no la reconoci.
-Eso creo. – susurre abriendo los ojos por completo. Trate de incorporarme para sentarme, mala idea me maree. - ¿Fue muy duro el golpe? – pregunte.
-Mas o menos. – me respondio Mariana, no note que estaba a un lado mio. – no te dejo ninguna marca o moretón, pero te ha dejado inconciente por un par de minutos, nos diste un susto de muerte. Lo bueno fue que ganamos. – dijo celebrando con una gran sonrisa.
-Me alegro que mi cabeza haya servido par algo. – me rei.
-Ire por hielo para tu cabeza. – aviso la enfermera antes de salir.
-¿Quién me trajo? No creo que lo hayas hecho tu sola. – inquirí.
Mariana señalo detrás de mi. era Daniel. Sonrei un poco ruborizándome, no me lo esperaba.
-Ire por algo, bueno… a ya sabes donde. – su forma de decir, “me voy para que tengan privacidad”.
-Gracias por traerme. – le dije con sinceridad.
-Me preocupe cuando vi que el balón te tiro, - se sento en la camilla a un lado mio. – juegas bien.
-¿Me estabas viendo jugar? – pregunte, en ningún momento lo vi.
-Si. – asintió con simpleza. – no tenia clase a esa hora, me decidi por salir del salón y ahí fue cuando te vi en la cancha. – me sonroje aun mas.
El estaba impecable, con ropa causal y converse negros; después me mire, llevaba el uniforme de deportes todo sucio, mi cabello seguro estaba hecho un lio a pesar de llevarlo recogido, mi cara debía de tener unas manchas…
-Te ves hermosa. – acomodo un mechon rebelde detrás de mi oreja interrumpiendo mis pensamientos. – no importa lo que lleves puesto.
-¿Eres algún familiar de Edward Cullen que no conozca? – le pregunte en broma.
-No leo mentes, aunque a veces eso me vendría bien. Me gustaría saber que pasa por esa cabeza tuya. - solto una risita, nunca la había oído. – pero tu expresión y la forma en que mirabas tu ropa como comparándola me dio esa idea, no sabia que estaba en lo correcto.
-Has acertado una vez mas. – suspire. – me quiero ir, no soporto mas el olor a hospital, desifectante, iug. – me estremeci levemente.
-No te dejare ir. – me retuvo cuando bajaba de la camilla. – te dieron un fuerte golpe con un balón, esperaremos.
-No esperare por hielo, estoy perfectamente. – mi mama dice que mi abuela era mas terca que una mula, ya veo de donde lo herede. – mira.
Me puse de pie y me tambalee un poco. Mi acompañante suspiro rodando lo ojos.
-Sientate. – me atrajo de nuevo hacia la camilla. – los hospitales, en este caso las enfermerías no son tan malas.
-Detesto este tipo de lugares. – me estremeci levemente. – no me traen buenos recuerdos.
-A mi tampoco. – murmuro muy bajo. - ¿Por qué no te gustan los hospitales?
-No es algo de lo que me guste hablar. – dije en un susurro. Asintió. - ¿Por qué no te gustan a ti?
-Ya he estado demasiado tiempo en uno. – me confio, y por su tono de voz creo que le costo mucho decirlo. No dije nada, no había palabras. – ahí viene la enfermera será mejor que me vaya.
Se levanto de la camilla sin despedirse ni nada, su bipolaridad me preocupaba y me obsesionaba, ¿Quién era realmente Daniel?
 
 
 
 
 





miércoles, 9 de enero de 2013

Capitulo 7

Hola a todos/todas aqui les traigo otro capitulo, ¿creen que Daniel es misterioso? aun no han visto nada.

Bueno, pues tengo una noticia no tan buena: Mañana entre, mas o menos, a la escuela. Es un estres tomar esos cursos pero que mas da necesitare puntos para pasar el semestre.

Ya voy para cuarto semestre es como WOW!! ultimo semestre de la preparatoria! despues la facultad;) desenme suerte que la necesitare, gracias a la s nuevas seguidoras por comentar, ya desde hace unos dias que lo vi pero se me pasaba agradecerles.

aqui les dejo el capitulo ojala les guste:)

 
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Querido diario:
Hoy es el dia. La semana paso volando a una velocidad increíble, algo bueno ya que secretamente, deseaba que llegara este dia. Hable con Daniel ayer por la tarde, le dije que seria mejor vernos en una plaza cerca de mi casa, le di la dirección y le dije que a mas tardar al mediodía estaría ahí. A la plaza podía llegar caminando ese no era problema alguno, el problema seria Alicia. Se entero cuando hablaba con Mariana que saldría con su amor no tan secreto. No dejare que me aguade mi cita, si me invito a mi fue por algo, ¿no? Aun asi creo que tiene razón en algo: no creo que me tome en serio.
No soy la más bonita, popular, que viste y se maquilla mejor; solo soy yo. Eso es todo lo que tengo y puedo ofrecer.
¿Qué habrá visto en mí que lo haya hecho invitarme?
Hoy lo descubriría.
Cerre mi diario, ya se me hacia tarde para mi cita. Mi cita. Suspire, me gustaba mucho como se oia, mas de lo que diría en voz alta. Avise a mis papas que ya iba de salida, que llegaría para la cena y Sali al encuentro con Daniel.
Camino al parque no pude evitar preguntarme si iba vestida adecuadamente, nunca había asistido a ningún tipo de evento como este. Siempre vestia igual, pantalones de mezclilla, tenis o zapatos de mi piso, normalmente mis desgarbados converse iban conmigo a todos lados, hoy no era la excepción, las playeritas con leyendas abundan en mi closeth, nunca encontraría un vestido o tacones en el. Maquillaje, creo que en mis cajones solo hay gloss y rímel, no suelo maquillarme. Lo vi sentado en la banca del parque, no vestia muy diferente a como iba, suspire aliviada, no desentonaría tanto.
-Hola – me acerque y lo salude. – lo siento si se me hizo tarde, perdi la nocion del tiempo.
-No importa llegaste justo a tiempo. – se levanto de la banca, si que era alto. - ¿Hasta que hora te dieron permiso? – me pregunto abriendo la puerta de copiloto para que entrara.
-Antes de las ocho. – le respondi con una pequeña sonrisa.
-El tiempo perfecto. – encendio el auto. – puedes ponerte el cinturón de seguridad por favor. – me pidió.
Me lo puse en seguida, fue extraño. No se si sea mi imaginación pero lo vi algo nerviso, bueno yo estaba igual.
-¿En donde es? – pregunte después de diez minutos de silencio.
-En el centro, ya casi llegamos. – me respondio con tranquilidad. – si te preguntara algo, ¿te enojarias? – pregunto con cautela.
-No lo creo.
-¿Por qué llorabas en esa fiesta? – me pregunto sin perder la vista de la autopista.
-No es algo de lo que me guste hablar. – le respondi mirando por el espejo retrovisor. – no me trae los mejores recuerdos.
-Eso me imagine. – dijo en voz alta.
-¿Llevas mucho tiempo viviendo en la ciudad? – le pregunte para cambiar de tema.
-Podria decirse que si. – me respondio con indiferencia. – ya llegamos.
Baje del auto y… el edificio de la biblioteca era enorme. Parecia un lugar tranquilo, la gente no hacia tanto alboroto y podía ver que conversaban con tranquilidad.
-Vamos. – me invito Daniel abriéndome la puerta para entrar al edificio.
Había tantos títulos que jamas había visto o escuchado, todo igual de interesantes. Odio la literatura, me gusta leer cuando quiero más no cuando te obligan. Pase por un pasillo observando los distintos libros de romance.
-¿Te gusta el romance? – me pregunto Daniel tomando el libro que acababa de acomodar en el estante.
-Que puedo decir, soy una romántica empedernida, sigo esperando a mi príncipe azul. – me empece a reir por mis propias palabras. – olvídalo.
-¿Cómo seria tu príncipe azul? – me pregunto repentinamente interesado.
-Pues… no se, una extraña mezcla de Darcy y Edward Cullen. – bromee. La cara de Daniel era una mezcla de confusión y algo de miedo. – tambien olvídalo. Tampoco soy de las que suben a su nube de fantasia para caer después. – enarco una ceja sin entender mis palabras. – quiero un príncipe que sea el mismo, que no finja, eso es todo.
-Solo eso – inquirio sin creerlo.
-¿Por qué querria algo diferente? Para que quieres a alguien tan… guapo, con dinero si no pueden dejar su arrogancia, quiero a alguien normal, que no me haga daño.
Me fui a recorrer el pasillo de terror para olvidarme de todo eso del amor. Encontré algunos títulos interesantes que estuve hojeando un buen rato, Daniel se había desaparecido repentinamente. Después fui al pasillo donde había puros títulos de desamor, uno capto mi atención: Los ojos de mi princesa. No dude en tomarlo para comprarlo.
-¿Cuánto cuesta? – le pregunte a la vendedora de ese puesto.
-Ciento veinte pesos – saque mi cartera.
-Aquí tiene – mi acompañante aparentemente perdido apareció para pagar mi libro. Yo no le pedi que me lo comprara. – que titulo tan interesante.
-Ten – le tendí el dinero del libro, negó con la cabeza. – vamos tómalo, yo no te pedi que lo pagaras, por favor.
-Es tu dinero, considera el libro un regalo. – rode los ojos, no le iba a ganar. - ¿no hay algo mas que quieras comprar?
-No si tú lo pagas.
-Supongo que no quieres nada. – me tomo el pelo.
-Mejor vámonos, no quiero terminar enojada contigo, me gustas lo… - me calle, genial hable de mas. – tengo otros generos que ver todavía.
Mi compañero me miro esperando que continuara mi frase de hace unos segundo pero no lo hice, ya me había ridiculizado bastante en estas dos horas.
-¿El chico de la fiesta te ha hecho daño? – me pregunto, no me esperaba esa pregunta. Me encogi de hombros. – por eso estabas llorando, ¿cierto?
-Si querias averiguar mis problemas amorosos mejor se lo hubieras preguntado a Teo, te daría lujo de detalles. – lo consiguió sin proponérselo, estaba enojada. – no me gusta que se metan en mis problemas. – murmure aun mas bajo.
-¿Qué te ha hecho? – me pregunto con ¿preocupacion?
-Nada que tengas que saber. – le dije tajante. – me quiero ir de aquí, ya. – exigi.
-Vamonos. – se rendio, no le diría nada. – ya se que has de estar pensando porque me meto en lo que no me importa, - vaya, que inteligente. – a mi tambien me gustas lo suficiente para preocuparme.
Me quede estatica en mi lugar, escuche bien y Daniel me dijo que le gusto o fue mi imaginación. Siguió caminando, yo aun no salía de mi trance para seguirlo.
-¡Espera! – exclame cuando por fin reaccione. – tu en serio me acabas de decir eso. A mí. – dije sorprendida.
-No veo porque no habrias de creerlo, eres muy bonita quien no se fijaría en ti, sencilla, solo tu. – acaricio mi mejilla, me sonroje por su roce. – tu mirada me dice que no te lo crees.
-Tu mirada me dice que estas triste aunque lo aparentes. – era el momento mas romántico de mi vida, y lo arruino mi gran bocota. – lo siento, yo no quise… hablar sin pensar. – admiti.
 


viernes, 4 de enero de 2013

Capitulo 6

Hola a todas, hace mucho que no publico pero es porque aun estoy reescribiendo la historia:) ojala les guste este capitulo, gracias por seguirme y asi!!

Ojala se hayan pasado un feliz año, una navidad sorprendete porque estamos a 2013 un nuevo año, que ojala sirva para ser mejores personas, y ahora si cumplir con nuestros propositos:$ espero que se la hayan pasado muy bien en compañia de todos sus seres queridos y hayan comido rico, porque con mi family no pasamos de la carne asada... ufff...

Este es Teo Cervantes, ya pondre su foto a un costado del blog solo es para que se den una idea de los personajes:)



 
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-¿Era Daniel con quien te vi? – me pregunto Mariana en su habitación, mejor dicho me interrogo.
-Si, era el – le respondi calmada.
-¿Nada mas? – me pregunto decepcionada. – Victoria te conozco desde hace mucho, hubo algo mas, ¿te beso?
-No. – sone como decepcionada. – y la verdad que no hubo nada mas, solo me llevo a comer y fue todo.
-¿Por qué te llevo a comer? – me prgeunto curiosa.
-Me encontré con Teo en un mal momento, es un cinico de lo peor se atrevio a hablarme después de lo que sucedió. – le conte a mi amiga, empeze a llorar. – es un…
-Imbecil – completo Mariana al quedarme sin voz, me abrazo, necesitaba ese abrazo – Vicky, lo que sucedió fue horrible y se que ya no has vuelto a confiar en ninguno chico después de eso, pero tengo el presentimiento de que Daniel quiere algo contigo.
-Me defendió. – agregue. – no hablamos mucho, no creo que le interese. El es… guapo y misterioso, yo soy lo contrario, mírame. Soy normal, común, mi cabello, mi ropa, mis ojos… - me callo con la mirada. – ya no quiero que me hagan daño.
-No lo hara, solo dale una oportunidad.
-El no se acerca a nadie, aunque todos se le acercan a el – observe. – lo mio fue solo un golpe de suerte, una casualidad, es todo.
-Como digas. – rodo los ojos. – pero cuando te bese quiero ser la primera en saberlo.
-¡Mariana! – exclame.
Comenzamos a reir. No creo que eso sea posible.
 
Las semanas siguientes en la escuela todo siguió igual, clases, aburrimiento, biblioteca, debates, ni una palabra por parte de Daniel, Teo no me miraba y para mi mejor, lo de siempre. Solo que había un cambio, Alicia me miraba diferente, como un bicho raro, por Dios soy su hermana, no me lo tenia que hacer notar.
-Espera – otra vez me había topado a Daniel en la biblioteca, otra vez se decidio a hablarme.
-Hola – lo salude. - ¿Ocurre algo?
-No exactamente – bueno eso me confundio. – necesito que me hagas un favor, bueno no es un favor exactamente mas bien es una especie de cita. – mi corazón se acelero, una cita.
-¿Que?
-Si, eso… he visto que te gusta leer, habrá una inauguración de una librería nueva en la ciudad, el sábado. – Me estaba invitando a salir – habrá el lanzamiento de algunos libros, no se, ¿te gustaría ir conmigo? – me pregunto. No le respondi – podríamos ir a comer después de eso, si no quieres…
-¿A que hora pasas por mi? – le pregunte antes de que se arrepintiera.
-¿A las dos esta bien? – asentí conteniendo una sonrisa. – de acuerdo, nos vemos hasta el sábado, es mi numero para que me pases la dirección. – me tendio un papelito con su celular y siguió caminando.
¡WOW! Esto si que es raro. ¡Tengo una cita con Daniel!, ¡Tengo una cita con Daniel!, ¡Tengo una cita con Daniel!, ¡Tengo una cita con Daniel!...
-¡AAAHHHHHH! – no pude evitar soltar un grito de felicidad.
Sonrei sin saber muy bien porque, creo que Mariana tenía razón, era hora de volver a confiar.
Solo ella sabe lo que sucedió y no tengo intenciones de que alguien más se entere. Tenia que contarle a Mariana.
Llegue a mi casa con una enorme sonrisa, mis papas no estaban dejaron una nota que decía que la comida estaba lista, que la recalentaramos; pase directo a mi habitación para escribir en mi diario.
Querido diario:
No se ni por donde empezar. Te he tenido muy abandonado pero es que le verdad no había nada digno que contar, hasta hoy.
Daniel, el chico de quien te hable me ha invitado a salir. Increíble pero cierto, como le diría que no si me ha ayudado, estoy mas emocionada de lo que jamas crei, es genial. Solo es una cita, somos amigos, eso creo. Amigos, vaya descripción, siendo sincera ni a conocidos llegamos, no se absolutamente nada de el, y aun asi acepte su invitación, espero no decepcionarme. O decepcionarlo. Aun sigo creyendo que hay algo raro en el, otra cosa que espero es poder comprobarlo, quiero ayudarlo asi como el me ha ayudado a mi, no se me olvida que aun le debo un favor del tamaño del mundo.
Cerre mi diario y lo guarde en el mismo lugar de siempre. Esperaría el sábado con ansia.
La cena siempre transcurría normal, entre platica y platica, lo que pasaba en la semana.
-Papa – lo llame aprovechando que Alicia se levanto de la mesa – este sábado habrá una inauguración de un librería, me invitaron a ir, ¿puedo? – le pedi permiso.
-¿Con quien? – justo ahora que quiero que pase las cosas por alto me pregunta.
-Es una amigo papa, nada de que preocuparse.
-Siempre me preocupare por mis princesas, cielo. – cuando mi papa se lo proponía podía ser muy cariñoso. – sobre todo si es un chico.
-Iremos a una biblioteca, no es nada del otro mundo.
-¿Llegaras para cenar? – decidio intervenir mama, sonrei por dentro entro en el momento adeacuado.
-Supongo que si, no creo que nos lleve mas de un par de horas. – me encogi de hombros para restarle importancia.
-Te esperamos para cenar – me concedio papa, lo bese en la mejilla antes de subir a mi habitación.
Ya tengo el permiso, eso lo puedo tachar de la lista. Ahora el problema seria que Daniel pasara por mi, aun no quiero que mis papas lo conozcan, mucho menos que Alicia se entere, algo se me tendrá que ocurrir.
 
-Mariana, te tengo que contar algo muy importante. – le dije durante el receso.
-Cuentalo, aunque tu cara de emoción me lo dice todo. – observo, a eso me refiero con perceptiva.
-Daniel me invito a salir – dije sin hacérsela mucho de emoción. - ¿puedes creerlo?
-Vaya sorpresa que te tenías guardada. – mi dulce hermana escucho, perfecto.
-Nadie te invito a la conversación Alicia, mejor vete. – le dijo Mariana, siempre tan impulsiva.
-No era mi intención divulgarlo – hable yo para calmar los animos. – solo me invito y ya. – conclui para no armar un escandalo.
-Estas muy equivocada si crees que te tomara en serio – me dijo con desden.
-No espero eso – admiti despertando a la realidad. – aun asi me sigue dando igual lo que pienses.
Con eso último se alejo. No me gusta pelear con mi hermana, a pesar de todo sigue siendo mi familia. Daniel era igual que siempre, callado al fondo del salón, sin ser conciente de lo que sucede a su alrededor, o por lo menos es la impresión que me da. A veces lo encontraba mirándome a hurtadillas desde su lugar, con una sonrisa a penas perceptible en su rostro. Como me gustaría que eso cambiara, me alegro que soñar no cueste nada.